Este curso 2024-2025 me ha dado ha dado por Bergman. Será por la cosa psiquiátrica, digo yo. Comparto algunas notas, citas e impresiones de diez de sus películas, mi aproximación a Bergman. No las he visto solo. El caballero y el escudero son arquetipos complementarios, y la relación entre ambos es una poderosa imagen de la fuerza del compartir en el camino de la vida. Cervantes. Bergman. Pues bien: como caballero y escudero, intercambiando papeles, hemos compartido esta aventura de adentrarnos, un poco, en la obra del sueco. En la amistad.
Ingmar Bergman (1918-2007), dramaturgo sueco, director o guionista de más de cincuenta películas producidas en la segunda mitad del siglo XX. Sin duda uno de los más grandes de la historia del cine.
Matrimonios y relaciones de Bergman. (1) Else Fisher (1943-1945), coreógrafa con quien tuvo una hija, Lena (1943), quien será actriz. (2) Ellen Lundstrom (1945-1950), amiga de Else, con Ellen tuvo cuatro hijos: Eva (1945), directora de cine que se casará con el escritor Henning Mankell; Jan (1946), director y actor; Mats (1948), actor; y Anna (1948, melliza de Mats), actriz. (3) Gun Grut (1951-1959), periodista y traductora, tuvieron un hijo: Ingmar Bergman junior, productor y actor. (4) Kabi Laretei (1959-1969), pianista y escritora, con quien tuvo un hijo: Daniel (1962), director de cine. Durante estos cuatro matrimonios constan numerosos romances entre los que destacan las relaciones que tuvo con sus cuatro musas: Harriet Andersson ("Un verano con Mónica", 1953); Ingrid Thulin ("Fresas salvajes", 1957); Bibi Andersson ("El séptimo sello", 1957); y con la actriz, directora y escritora noruega Liv Ullmann ("Persona", 1966), última musa y con quien tuvo una hija: Linn, también actriz y escritora. En la década de los 70, poco después de sus 50, Bergman se "asienta" y se casa con (5) Ingrid von Rosen (1971-1995), condesa, última esposa de Bergman hasta que ella fallece de cáncer. En 1981 reconocería la paternidad de la hija de la condesa, María von Rosen (1959), de una época en la que los dos estaban casados.
Su filmografía está muy marcada por sus vivencias biográficas (infancia, familia, educación, pasiones, relaciones), por el contexto sociocultural de la segunda mitad del siglo XX vivida desde Suecia (la convulsión de la Segunda Guerra Mundial y el tambalearse de los valores de occidente, el crecimiento económico y desarrollo de las comunicaciones, la revolución sexual, la incorporación de la mujer al mercado laboral), con las claves interpretativas de dos grandes corrientes de pensamiento contemporáneo: el existencialismo con el acento del filósofo y teólogo danés Soren Kierkegaard (1813-1855), de raíz luterana; y el psicoanálisis del austríaco Sigmund Freud (1856-1939), con el simbolismo y lenguaje del suizo Carl Gustav Jung (1975-1961), discípulo de Freud. Jugosa sustancia. Su fuerza narrativa es cultivada desde pronto en el teatro, gran conocedor de la obra del noruego Henrik Ibsen y del sueco August Strindberg, para quienes además era nuclear el tema de la identidad femenina.
Contenidos que dominan y se repiten en el cine de Bergman, sería bonito hacer un diagrama de conceptos: familia, matrimonio, mujer, relaciones paterno-filiales y materno-filiales, infancia; sexualidad, violencia; trauma, disociación, sueños; depresión, enfermedad mental, personalidad; soledad, miedo, angustia; conciencia, culpa, moral; religión, cristianismo, sacrificio, redención; sentido de la vida, muerte; Dios, su ausencia o su silencio.
Bergman dibuja con lucidez una visión pesimista y atormentada de la condición humana y de la sociedad occidental. Maneja con maestría la luz y el color: el blanco y negro, los tonos pastel, su expreivo rojo pasión. Junto con narraciones más lineales, es reconocible en su pausado lenguaje simbólico, surrealista y onírico, introspectivo y psicológico. Honrado desde su oscuridad, no pretende adoctrinar: comparte su inquietud y búsqueda de sentido. Maestro de la profundidad.
Muere con 89 años en la isla de Faro, Suecia, donde había decidido retirarse. Es la "isla lejana" en la provincia de Gotland, donde las rocas de Langhammars y las grutas de Lummelunda. Un lugar mágico.
Mis esenciales de Bergman, en el orden en que las he visto:
- "El séptimo sello" (1957)
- "Sonata de otoño" (1978)
- "Fresas salvajes" (1957)
- "Fanny y Alexander" (1982)
- "Gritos y susurros" (1972)
- "Persona" (1966)
- "Un verano con Mónica" (1953)
- "Cara a cara al desnudo" (1976)
- "Secretos de un matrimonio" (1974)
- "El manantial de la doncella" (1960)
Icónica obra de Bergman en su temprana madurez, casi inevitable puerta de entrada. Aunque simbólica y surrealista, tiene un primer plano narrativo accesible a todos, un existencialismo que conecta e interpela. Inmortal reflexión de Bergman sobre la muerte.
Un caballero vuelve a Suecia tras años luchando en las Cruzadas. Cansado. cansado de luchar, cansado... de vivir. Sin saber bien por qué lleva tantos años peleando, aunque se supone que por Dios, por la fe... pero siente que Dios se esconde, quizá será porque no existe... tiene dudas. Cansado, atormentado. En esto, se encuentra con la muerte, o más bien es la muerte quien le encuentra, y decide jugar con ella al ajedrez, sabiendo que ganarle es imposible, pero al menos... para ganar algo de tiempo.
“¿Quién eres tú? La muerte. ¿Es que vienes por mí? Hace ya tiempo que camino a tu lado, ¿estás preparado? El espíritu está pronto, pero la carne es débil, espera un momento. Es lo que todos decís, pero yo no concedo prórrogas. Tú juegas al ajedrez, ¿verdad? Pues sí, realmente soy un excelente jugador. Juguemos, con una condición: si me ganas me llevarás contigo, si pierdes la partida me dejarás vivir." "Las negras para tí". "Era lo lógico, ¿no te parece?”
La peste arrasa Europa. "El apestado intenta arrancarse el bubón, en su agonía... se arranca las venas con las manos". La peste, un castigo de Dios. Algunos se castigan a sí mismos para aplacar la ira de Dios. Y también: "el amor es la más negra peste, y si se muriese de amor, menos mal, pero de eso se cura uno. (...) Si todo es imperfecto en este mundo imperfecto, el amor es lo más perfecto de todo, precisamente por su perfecta imperfección".
Distintas actitudes ante la muerte: el escéptico escudero, el caballero atormentado. Los contritos penitentes, los predicadores aprovechados. El pintor que pinta la danza de la muerte, para advertir a los que viven de que van a morir.
Angustia. Soledad. Silencio. "Quiero confesarme y no sé qué decir... mi coraźon está vacío... el vacío es como un espejo puesto delante de mi rostro... me veo a mi mismo y, al contemplarlo, siento un profundo desprecio de mi ser (...) ¿Por qué la cruel imposibilidad de alcanzar a Dios con nuestros sentidos? (...) ¿por qué no logro matar a Dios en mí? ¿por qué sigue en mi ser? (...) ¿por qué sigue siendo a pesar de todo una realidad que se burla de mí y de la cual no me puedo liberar? (...) ¡Nadie contesta a mis clamores!... tal vez no haya nadie... pero entonces la vida perdería todo su sentido, nadie puede vivir mirando a la muerte y sabiendo que camina hacia la nada".
Y los cómicos en su caravana, viven en presente, al día. Una joven pareja, Jof (José) y Mía (María, jovencita Bibi Andersson) con su hijo Mikael (Miguel). Viven, duermen. Sueñan, creen. Se cuidan, aman. Respiran el aire sencillo, están la humilde realidad, y en lo que quizá no es pero bien podría podría ser. "Yo no he pedido tener visiones, y por tanto no puedo impedir el oír voces... Otra vez con tus fantasías". Alegría. ¿Ingenuidad? ¿Esperanza?
Jugar una partida de ajedrez con Bergman para conocer las reglas del juego en el juego de la vida. Silencio. Comenzamos.
2. "Sonata de otoño" (1978)
Única película del director Ingmar Bergman en la que participa la actriz Ingrid Bergman, que no son familia aunque lo parezca... Ya actriz madura con 53 años, interpreta a una terrible y ambivalente madre, sofisticada y liberada. Madre, mujer, incapaz de sostener su ineludible responsabilidad, huye, evita, a la vez que vive. "Solo a través de la música he sido capaz de expresar mis sentimientos". A la vez, todo, tanto lo dicho como lo no dicho, impactan en la hija. "Los pecados de la madre ha de pagarlos la hija; las frustraciones de la madre pasarán a la hija; las desilusiones de la madre las sufrirá la hija... ¿es la desgracia de la hija el triunfo de la madre?". Y "a todas horas esta conciencia maldita... pero qué esperaba".
Dura película. Tremenda. Bergman describe hace cincuenta años lo que entonces se vivía en la sociedad de libertad y bienestar sueca, hoy doloroso patrimonio común de la humanidad. El ocaso del otoño.
3. "Fresas salvajes" (1957)
Isak, un viejo profesor y doctor, va a recibir un reconocimiento por su carrera: ha tenido éxito y es apreciado, a la vez que tiene una vida solitaria y taciturna. Decide viajar en coche en vez de en avión, y el largo viaje en coche, acompañado de su nuera Marianne (elegante Ingrid Thulin), se convierte en un viaje interior, entre recuerdos, sueños y encuentros más surrealistas que los sueños y recuerdos. El amor por su prima Sara (Bibi Andersson) que pudo haber sido y no fue; su mujer, el tiempo que fue; otros personajes simbólicos. Cosas que le han sucedido, decisiones que ha tomado. ¿Quién soy? ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Podría haber sido de otra manera? ¿Puedo todavía ser de otra manera?
"Y compruebo que, por cualquier camino, no hay más que frialdad, muerte y soledad... pero todo tiene que marchar hacia un fin"
Es examinado en un sueño: "el primer deber de un médico es pedir perdón... otra vez es usted culpable de culpabilidad... es usted incompetente... y ademaś se le acusa de egoismo y otras muchas cosas..." / "¿Y a qué pena se me condena?" / "Supongo que a la de siempre: la soledad" / "¿Y no habrá gracia para mí?"
Esperanza y luz en la fría soledad egoísta. Excelente película de Bergman, de las articuladas, de las que requieren más esfuerzo y atención.
4. "Fanny y Alexander" (1982)
Película (también serie) de un Bergman maduro con 64 años, que siente el deseo de revisitar su infancia y filmografía previa. Relata la vivencia de un niño, Alexander, primero en un entorno familiar opulento y excesivo, pasando por la muerte del padre, con una madre frágil e inconsistente, que se casa en segundo matrimonio con un clérigo esctricto, austero y distante para Alexander. Son muchos los elementos a comentar en cada fase de la película, que evoluciona en tonos de color: rojo exuberante, madera austera, blanco sereno, rosa esperanza. Apariencia y verdad, elegancia y grosería, riqueza y humildad, poder y sumisión, inhibición y desenfreno, éxito y fracaso, alegría y tristeza. Teatro y realidad. "Otros años la Navidad hacía sentirme alegre; este año solo quería llorar... aunque me gusta mucho ver a mis nietos". Familia, sexo, muerte, religión: todos los temas de Bergman. Puro psicoanálisis. Trauma y evasión en la fantasía, en la imaginación, quizá nuclear en la creatividad del cineasta sueco. Y Fanny es la hermana que está, sencillamente.
5. "Gritos y susurros" (1972)
Tres hermanas, tres musas de Bergman que dominan la pantalla sin necesidad de duelo. Agnes (Harriet Anderson), soltera y creyente, se muere y agoniza. Le acompañan sus dos hermanas: Karin (Ingrid Thulin), fría y reprimida, y María (Liv Ullmann), seductora y expresiva.
Silencio, tiempo, respiración, el reloj, primeros planos, una pluma que escribe, rasga el papel. Blanco sobre rojo. "Es lunes por la mañana y sufro mucho. Mis hermanas hacen turnos para cuidarme". La que realmente le cuida es Ana, la sirvienta, quien es capaz de consolar y dar el afecto que no se mueve entre las hermanas. Enfermedad, dolor, sufrimiento, agonía, muerte. Negro sobre rojo. "Estoy muerta, pero no puedo dormir, ¿puede ayudarme alguien? Solo es un sueño. Será un sueño para vosotras, no para mí. Estoy viva, y no quiero tener nada que ver con tu muerte".
Tres hermanas y una sirvienta. Cuatro mujeres, cuatro arquetipos. ¿Cómo pueden las hermanas amarse? ¿Ćómo pueden las mujeres amar? Madres, hijas, esposas, hermanas, amigas, amantes. Anhelos imposibles, deseos prohibidos.
¿Te das cuenta de que te odio? "Gritos y susurros" es lenta y simbólica, angustiosa y oscura. Poderosa.
6. "Persona" (1966)
Impresiones iniciales rápidas que pretenden despertar ese inconsciente subliminal. Sexo, religión, sacrificio. Un niño, lee, explora, acaricia una imagen de mujer. Puede ser un alter ego de Bergman y quizá su madre, a la que busca. Y pasan a escena dos mujeres, enferma y enfermera, la señora Vogler (Liv Ullmann) y la hermana Anna (Bibi Andersson). La paciente, actriz de teatro, se ha quedado sin habla; se intuye un trauma, pero es inaccesible. La enfermera parece que puede conectar y marchan a la casa de campo de la doctora para darse tiempo. Se van esbozando temas, intuyendo un argumento, definiendo a ca a una, limitando y fusionando.
Persona, personalidad, careta, teatro, identidad. Diferentes niveles y planos de lectura, reconozco que la mayoría se me escapan. Perspectivas: desde el cineasta, la vida como actuación. Desde el niño, el hijo que busca a la madre. Desde la mujer sufriente, enferma o paciente, disociándose.
"Cada tono de voz oculta una mentira, cada gesto una falsedad, cada sonrisa una mueca... ¿Suicidarse? No, no, es muy feo, no es tu estilo. Pero puedes quedarte inmóvil, en silencio, así al menos no mientes, y puedes aislarte en ti misma... sin interpretar ningún papel... sin tener que exteriorizar gestos falsos, ... eso crees... pero la realidad es retorcida... tu escondite no es en absoluto hermético, la vida se filtra por todas partes ... te ves obligada a reaccionar, nadie te pregunta si lo tuyo es real o irreal, si eres auténtica o eres falsa... ese extremo sólo tiene importancia en el teatro... y a veces ni siquiera allí ... yo te entiendo, entiendo tu silencio, tu inmovilidad, que refuerces tu voluntad con ese fantástico sistema... te entiendo y te admiro... y creo que deberías seguir en el papel hasta agotarlo por completo.. hasta que deje de ser interesante... en ese momento, podrás dejarlo poco a poco, como tus otros papeles".
Hipnotizante.
7. "Un verano con Mónica" (1953)
Temprana obra de Bergman con la que se dio a conocer internacionalmente. Tiene un estilo narrativo que podríamos considerar hasta demasiado... lineal: nada surrealista, nada onírica, casi nada simbólica. Pero sí está presente la esencia de los dramas bergmanianos, esta vez en la edad juvenil.
Dos adolescentes. "Dentro de poco será verano.. sería fantástico irse de este sitio y dar la vuelta al mundo". Quizá esto hoy no sea tan raro, pero en los 50, terminada la segunda guerra mundial, no sería tan habitual. Despertar sexual, amor de verano, idealismo sin límites, puro presente, el mañana ya vendrá. "Odio a todos los que nos ponen trabas, y quieren humillarnos, y nos cortan las alas". "Nos hemos rebelado... contra todo y ¡contra todos!"
Protagonizada por una joven Harriet Anderson (20 años), pareja de Bergman durante el rodaje y dos años más, seguiría siendo siempre una de sus musas. Considerada entonces atrevidamente sensual, hoy sería más bien un drama ético o moral. Amor y consecuencias, placer y responsabilidad, Eros y Thanatos, vida y muerte. Inseparables. "Nos casaremos, y seremos muy felices... tú irás a trabajar, trabajarás mucho, yo me ocuparé de los niños... todo saldrá bien, ya verás... siempre estaremos juntos." Y poco después: "¿Por qué algunos se lo pasan tan bien y nosotros somos tan miserables?... Toda la culpa es tuya: me dejaste preñada, y ahora no tiene remedio".
Bergman dibuja ya una psicología femenina que seguirá desarrollando en su filmografía, compleja, profunda, articulada, atormentada. Con ansia de libertad infinita a la vez que aprisionada por los límites de las costumbres sociales, de la naturaleza y de la inevitable moral.
Fácil de ver.
8. "Cara a cara al desnudo" (1976)
La psiquiatra Jenny Isaksson (Liv Ullmann) se traslada temporalmente con sus abuelos, durante la ausencia de su marido y de su hija por tres meses, y recuerda o sueña con sus padres. Cuatro generaciones superpuestas. En el trabajo se hará cargo de una compleja paciente, María, y en sus relaciones se verá enredada en la seductora amistad de Tomas Jacobi (Erland Josephson), también médico.
La cámara y las vivencias se mueven entre la angustia y la supuesta felicidad, a veces lentamente, otras rápidamente, de modo histérico en sentido propio. "¿Quiero? ¡No quiero! No sé lo que quiero". "Yo siempre estoy bien, no podría irme mejor". "¿Eres feliz?... "Bueno, a ti te lo puedo decir porque comprendes estas cosas... también tenemos nuestros problemas... ¿sabes? Es tan complejo... pero en conjunto... sí...sí, creo que puedo decir que soy más o menos... feliz... reconozco que en el fondo estoy agradecida... no tanto por lo que hay entre él y yo sino... porque aún soy dueña de mí misma, ... porque sé que estos sentimientos me pertenecen, y porque vivo mi vida con coherencia, tomando todo lo que hay a mi disposición...".
La obra de Bergman es continua. Ullmann y Josephson habían sido Marianne y Johan en "Secretos de un matrimonio" (1973). Ahora protagonizan estos secretos inconscientes con un tono surrealista y onírico más cercano a "Persona" (1966), entre el deseo y el dolor, entre la memoria y la disociación, entre lo consciente y lo inconsciente.
"Cuando fui a recoger a María había dos hombres en su casa... uno de los dos intentó violarme... al principio pensé que era ridículo... luego... casi sin darme cuenta deseé desesperadamente que lo hiciera... pero a pesar de mi deseo, no podía recibirlo...".
Aparece una vez más el miedo a la muerte y la culpa. Sueña con vestido rojo, sueña consigo misma viéndose a sí misma, muerta, muerta pero viva. Y grita mientras se clava la tapa al ataúd, muerta pero viva. "¡Papá! ¡Mamá!... contigo debería estar todo en orden... ¡éramos tan felices cuando estábamos los tres unidos!... Pero la niña... encerrada en su cuarto, angustiada por un terrible remordimiento de conciencia...".
"—Hace veinte años que me di cuenta de la increíble brutalidad de nuestros absurdos métodos y del total y completo fracaso del psicoanálisis... Yo no creo que podamos curar una sola mente humana, si alguno se cura es a pesar de nuestros esfuerzos... —No obstante, seguiré ocupándome de María, si no le parece mal... —Usted decide... entonces quedamos en que me ceda a María en cuando usted se canse".
"Tomé somníferos, es cierto, pero no hicieron efecto". Jenny, María. Psiquiatra, paciente. Mirar desde fuera, mirar desde dentro. Indagar en las profundidades del alma, del deseo. Conocerse es lo primero para poder liberarse, aunque duela.
Cronológicamente, "Face to face" es la producción número 45 de las algo más de 60 de Bergman —incluyendo dirigidas y escritas— y no figura habitualmente en su "Top Ten". Pero es sin duda una obra madura del sueco, con presencia de la mayoría de los elementos de su cine: matrimonio, sexualidad, mujer, deseo, convenciones sociales, psiquiatría, angustia, trauma, disociación, culpa, sueños, miedo a la muerte, relaciones y patrones familiares. La actuación de Liv Ullmann es sublime, como si se tratara de un monólogo teatral bien acompañado.
9. "Secretos de un matrimonio" (1974)
Diseñada como serie de cinco episodios, cuenta con esta versión recortada a algo más de dos horas y media. Marianne y Johan, Liv Ullmann y Erland Josephson, abogada matrimonialista y profesor de psicología. Hace más de medio siglo, en la adelantada o revolucionaria Suecia de los 70, Bergman analiza con maestría y cierto cinismo la anunciada agonía del matrimonio, en una sociedad en que la mujer está plenamente trabajando igual que el hombre y con la sexualidad también en primer plano.
Inocencia y pánico. "Llevamos diez años casados". Matrimonio modelo. "Resulta conmovedor. En realidad, dan ganas de poner un alfiler a vuestro globo".
El arte de esconder bajo la alfombra. "Ahí es donde nos hemos abandonado un poco, en lo de aclarar las cosas". "Ella y yo no estábamos enamorados en absoluto, pero sí muy deprimidos". "La verdad es que no nos ha ido ni mejor ni peor que a la mayoría de los matrimonios".
Valle de lágrimas. "¿Tú crees de verdad que dos personas pueden vivir juntas toda la vida?" "¿Nunca lamentas no poder acostarte con otra y solo conmigo?" "¿Y si ahora nos fuéramos infieles?"
Los analfabetos. "Nos estamos obstaculizando". "Tendríamos que divorciarnos, nunca se sabe".
En plena noche, en una casa a oscuras. Separados, pero siguen juntándose. "¿Por qué no hacer el amor entonces?" "No, no quiero". "Estoy intentando comprenderlo, pero no puedo".
Comunicación, caracteres, vida en pareja. Fidelidad, confianza, infidelidad. Sexualidad. Convencionalismos, apariencias, podredumbre. Sexo, individuos, divorcio.
En este caso no hay referencias explícitas a la religión, como sí lo hay en gran parte de la filmografía del sueco. Y se echa de menos alguna referencia al qué pasó con las hijas, las dos niñas que se mencionan al principio. Es como que se entiende la mitad, pero quizá la omisión no sea un olvido. Amarga desdicha, amarga felicidad.
10. "El manantial de la doncella" (1960)
De nuevo Bergman en la Edad Media, como con la muerte y el caballero en "El séptimo sello".
Primera escena: una joven criada, embarazada, señalada y deshonrada, suplica. Con mirada desgarrada, angustiada. "Ven a mi, dios Odín, dios de mis antepasados.... es preciso que me ayudes". Y en otra estancia, el matrimonio real ante un crucifijo, implora. "Oh, Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, que reinas entre coros de ángeles: líbranos Señor, hoy y siempre, de las asechanzas del diablo". La religión, uno de los grandes temas de Bergman, abordada con sutil profundidad: la religión pagana y la irrupción de la religión cristiana, la fuerza salvaje de la naturaleza en contraste con la transformación de cultura, el ello y el superyó.
La doncella. Irradia luz, candidez, pureza. Le corresponde llevar las velas a la Virgen, una ofrenda. Y se aventura por el bosque, en un relato de cuento que recuerda a la niña con capucha roja de Hans Christian Andersen, cuento —por cierto— con alto contenido psicoanalizable en clave sexual y violenta: muy Bergman, como la historia de la doncella.
El Bergman más simbólico, de nuevo, en blanco y negro. Así se juega mejor con el contraste de polaridades enfrentadas: la oscuridad y la luz, el bien y el mal, el dualismo de la existencia. Brilla la mesa que comparte y acoge a todos con hospitalidad, aunque el traidor se mezcle con el amigo. El carácter de la caridad aspira a reinar, pero la fuerza temperamental de la visceralidad parece incontrolable. Pureza y corrupción, inocencia y brutalidad.
El crimen de los crímenes, el crimen de todos los tiempos: violentar la inocencia de la manera más brutal. Cuerpo a cuerpo, escuchando la angustia, excitándose con el miedo. "Lo vi, lo deseé. Hemos sido yo y Odin". / Incomprensión. "Tú lo viste, lo viste todo. No te entiendo, no te comprendo". El silencio de Dios. / Venganza. "Te pido que me perdones. No veo otro camino de encontrar la paz que con mis propias manos". Cuerpo a cuerpo, sintiendo también su aliento. / Culpa, conciencia. "No veo otra manera de seguir viviendo. Yo te prometo... expiar mi pecado... con mis propias manos". / Ofrenda y sacrificio.
¿Y el niño? ¿Será liberado de la corrupción? ¿Será perdonado? El mal ahoga la vida, la vida renace de la muerte. ¿Es necesario? ¿No hay otra manera? Eros y Tanatos, pulsión de vida y pulsión de muerte.
Maestro de las profundidades.