domingo, 4 de febrero de 2024

Siete reglas para usar mejor el móvil

"Pienso, luego existo", decía el racionalista en el siglo XVII. "Contesto mensajes, luego existo", decimos mejor los postmodernos del siglo XXI. Digo "mejor" porque a quién se le ocurre eso de pensar. Y es que no hace falta pensar para ser: con contestar mensajes es suficiente. Contestar mensajes implica que saben que existo, que no es poco, pero es que además contestar mensajes constituye la esencia de mi existencia: soy un ser que contesta mensajes, contestar mensajes me define. Además, tenemos muchos mensajes que poder responder, y cuantos más mensajes contestemos, mejores personas somos. Contestamos mensajes a todas horas: mientras trabajamos, cuando comemos, en el cuarto de baño, en clase, en el ascensor, en el autobús, en la cama, incluso dormidos. La raza mejora: orgulloso estaría Descartes si viera cómo hemos evolucionado.

Ahora en serio: lo nuestro con los móviles es lamentable. Yo el primero, lo reconozco. A veces lo uso bien y me doy cuenta de lo que es mejor, pero con frecuencia soy desordenado y maleducado. Conozco alguna persona que lo usa bien: son pocas pero las hay, os lo prometo. Pero hablando entre mortales debemos saber que un extremo son los trastornos adictivos, que el móvil tiene de por sí potencial adictivo y que todos tenemos con facilidad conductas adictivas. Además, tengo la intuición de que si usamos demasiado el móvil se nos empequeñece el cerebro. Bueno, el cerebro... no estoy seguro, pero la mente y el alma se encogen sin duda, nos empequeñecemos. Esto nos interesa a todos.

Lo de dar pautas concretas no va demasiado conmigo, la verdad, pero estoy leyendo a Jordan Peterson con sus "12 reglas para vivir" y me he animado. Peterson deja claro que tampoco es de pautas, pero se dio cuenta de que, si titulaba y estructuraba lo que quería decir en forma de reglas, entonces tenía mejor acogida lo que escribía. La gente se dedica a contestar mensajes y a la gente le gustan las pautas, así somos. Yo no soy Jordan Peterson, pero estas son mis siete reglas para usar mejor el móvil:
  1. Toma conciencia de tu tiempo de uso de móvil
  2. Aprende a usar el "modo atento"
  3. Desconecta a una hora y no vuelvas a conectarte hasta determinada hora
  4. No permitas que el móvil marque tu agenda
  5. En principio, no contestes rápido
  6. No utilices el móvil para todo, aunque el móvil pueda hacerlo todo
  7. Procura que no se vea el móvil
Hay más posibles reglas, claro, a mí me gustan estas. Además, las he testeado un poco y parece que funcionan. No hay que aplicarlas todas ni se trata de usarlas siempre. Espero que alguna te ayude, o al menos te guste. Vamos allá.

PRIMERA REGLA: Toma conciencia de tu tiempo de uso del móvil

No te digo de entrada que no lo uses más de determinado tiempo o que lo uses menos: te digo que seas consciente de cuánto lo usas. Por supuesto que pienso que tenemos que usarlo menos de lo que lo usamos, pero primero debemos saber cuánto lo usamos. El mismo aparato te informa y también hay aplicaciones prácticas y fáciles. Yo uso una app que además me pone mensajes educativos y divertidos, como que hay más muertes por selfies que por tiburones, o que una persona suele desbloquear su móvil una media de 100 veces al día, toma ya. Es importante conocer, en concreto, tu tiempo de uso diario de pantalla y tu número de desbloqueos cada día, y te recomiendo que esta información la veas con facilidad al coger el móvil y no tengas que buscarla. Quizá te asuste tu tiempo de uso, pero te ayudará a usarlo cada vez mejor y te lo pasarás bien.

SEGUNDA REGLA: Aprende a usar el "modo atento"

El móvil es un teléfono pero también tiene sistemas de mensajería, redes sociales, YouTube, juegos, internet, correo electrónico, ... Hay muchos ratos a lo largo del día en que no hace falta estar totalmente "abiertos", porque nos llegan inputs que nos demandan o tenemos la tentación de distraernos con facilidad. Y necesitamos concentrarnos, estar en presente, en lo que estamos estudiando, en lo que queremos pensar, en lo que queremos escuchar, ... Tanto Android como iPhone tienen la posibilidad de activar el llamado "modo concentración", "modo atento" o "focus mode", dentro de las opciones de salud digital. También hay aplicaciones que aportan lo mismo. El "modo atento" es configurable y permite que esté funcionando solo el teléfono y el resto de aplicaciones bloqueadas, o las que quieras. No es el "modo avión" ni el modo "no molestar", en los que tampoco te llegan llamadas. El modo atento es la manera de usar cuando quieras el móvil como si solo fuera un teléfono, como los Nokia de siempre o similares, para llamar y punto. Es imprescindible saber usar el "modo atento" y usarlo en espacios del día: al estudiar, una tarde, un rato, mañanas de trabajo, un día concreto que te dé la gana. Cada vez que activas el "modo atento" es como que te centras en el "aquí y ahora" y puedes ser más dueño de tu mente, de tu pensamiento. No usar el "modo atento" del móvil es como querer conducir un coche sin hacer uso de los frenos, así lo veo.

TERCERA REGLA: Desconecta a una hora y no vuelvas a conectarte hasta determinada hora

La tercera regla en realidad es la principal aplicación práctica de la segunda regla.

Las noches son importantes. Una norma básica de higiene del sueño es no dormir con el móvil. Una regla básica para usar bien el móvil es apagarlo en un determinado momento y no usarlo en la cama, por supuesto (esto era demasiado básico como para formar parte de mis siete reglas). Como el móvil estará en "modo atento", si se te incendia la casa de campo o fallece un familiar cercano te pueden llamar y te enterarás. Gracias a Dios, la mayoría de las noches no hay incendios de propiedades personales ni muertes de familiares, lo que facilita que podamos dormir tranquilos porque no nos van a llamar y porque sabemos que, si nos necesitan de verdad, nos van a poder localizar. Pero no tengo la tentación de mirar a media noche a ver si alguien ha mandado algún mensaje (¡?!¿!!). La hora de desconectar es variable, por supuesto, sin rigideces, pero hay un momento en el que se desconecta. Esto también ayuda para leer, recogerse y apagarse más fácil.

Y... ¿al despertarse? Pues no hay ninguna necesidad de coger el móvil en la cama, ni de mirar rápido a ver si me ha llegado un mensaje, ni de mirar el correo electrónico, ni redes sociales, ... Despertarse implica recomponerse, volver a ser racional, que "el consciente" tome el mando de nuevo sobre "lo inconsciente", enfocar el día, coger el control. No podemos empezar arrastrándonos al compás de lo que otros hayan querido enviarnos mientras dormíamos. Recuperamos poco a poco la conciencia y la energía, quizá con la ayuda de una ducha y algo de café. Tomamos los cereales con los familiares, que también se están recomponiendo, cada uno a su ritmo, tiene gracia. Y no hace falta conectarnos, estamos reconectando con nosotros mismos. Espera. Deja que el sol suba un poco más.

CUARTA REGLA: No permitas que el móvil marque tu agenda

A ver... hoy... ¿qué tengo que hacer? ¿qué quiero hacer? Estas dos preguntas son importantes al empezar el día. Si no las tienes mínimamente claras, aunque sea de manera implícita, entonces lo más fácil será dejarte llevar por lo que te interpele, por lo que te demande, te mande, te arrastre. Es otro modo de vivir. La mejor manera de dejarse arrastrar es depender del móvil para decidir qué hacer: contestar, reaccionar o agobiarte porque te llega una información que te preocupa. Piensa, párate. ¿Qué quiero hacer esta tarde? Quiero trabajar este asunto, para lo cual necesito dos horas, y durante esas dos horas no tengo ninguna necesidad de estar conectado. Pues pon el móvil en "modo concentración". Quizá tu trabajo tenga parte de resolver imprevistos, vale, pues entonces tendrás tiempo dedicado a los imprevistos, y eso es ordenado. Lo que es desordenado es dejarse invadir por demandas cuando tienes que estar en otra cosa. "Haz lo que debes y está en lo que haces" (Camino, 815). Eres tú el que marca tu agenda, no tu móvil.

QUINTA REGLA: En principio, no contestes rápido

Iba a decir que no contestes rápido a nadie y nunca, pero no es eso. "En principio, no contestes rápido", esa es la regla. Si no estás conectado en todo momento, ya no estás contestando rápido, porque ves los mensajes cuando quieres y no de manera inmediata cuando te los han enviado. De esta manera, los demás ya saben cómo contestas y no esperan respuesta inmediata. Pero no solo se trata de que los demás sepan cómo funcionas, que no es poco, si no de que a tí no te entre ninguna prisa interna por contestar. Es bueno ver los mensajes con cierta distancia, sin necesidad de entrar rápido a los asuntos, y si contesto algo rápido es porque quiero y excepcional o aleatorio, no por principio. Algunos piensan que es mejor mandar más mensajes para evitar así las llamadas: error. Con mensajes se tratan temas distintos y de manera a como se tratan hablando, ya sea en llamada o en directo. Y mucho de lo que se trata con mensajes es superfluo, accesorio o suficientemente estúpido que no da para una conversación. Menos mensajitos y más conversación.

SEXTA REGLA: No utilices el móvil para todo, aunque el móvil pueda hacerlo todo

Los móviles de hoy, smartphones, son mucho más que teléfonos, lo sabemos bien. Tienen teléfono, sistemas de mensajería, reproductor de música, correo electrónico, documentos de trabajo, redes sociales, notas personales, libros, mapas, gps, cámara de fotos, grabadora, juegos, todo. Todo en uno. Esa es la ventaja, esa es la perdición. Está muy bien moverse y tener tanto en un solo aparato, pero eso no quiere decir que tengamos que estar utilizándolo para todo en todas partes. Es interesante distinguir utilidades y necesidades, y saber que no todo lo tenemos que hacer con el móvil, aunque el móvil pueda hacerlo todo. El peligro es para nuestra atención, nuestra concentración, que se ve amenazada por frecuentes distracciones o posibilidades mientras estamos en una tarea, y la mente no fluye igual, no crea como podría. No pasa nada por leer en un libro en papel o en un Kindle o similar, que solo sirven para leer, aunque también puedas leer en el móvil. No pasa nada por tomar notas en un cuaderno o en el ordenador, aunque también puedas hacerlo en el móvil. No pasa nada por tener una radio que solo es radio, aunque también puedas escucharla en el móvil. No pasa nada por salir de vez en cuando a hacer fotos con una cámara, aunque también puedas hacerlas con el móvil. Y así con tantas cosas. A la vez, es un lujo saber que si me voy de viaje no tengo que llevar diecisiete objetos, bendita evolución tecnológica. Pero ojo: los que comercializan smartphones solo van a subrayar que el aparato puede hacerlo todo, como es normal. Eres tú el que piensa y sabes usarlo bien.

Tampoco pasa nada por tener un móvil básico, de los que solo hacen llamadas, para usarlo de vez en cuando, o con frecuencia, o de manera alternativa. Pero reconozco que esta experiencia es para avanzados, para los que disfrutan de verdad sintiéndose libres, no exigible para los mortales que nos conformamos con una serie de pautas. No me he atrevido a incluirlo entre mis siete reglas.

SÉPTIMA REGLA: Procura que no se vea el móvil

Esta regla es todavía más complicada, y quizá no sea posible de alcanzar y tenga que conformarse con quedarse en una tendencia, pero por algo es la número siete, que representa perfección y plenitud, "el séptimo día descansó" (Génesis 2, 2), siete colores en el arcoíris, siete notas musicales, el número perfecto de Pitágoras. Como en el Apocalipsis, al final de los tiempos ha de abrirse "el séptimo sello": procura que no se vea el móvil.

No se trata sin más de no usarlo cuando estás en clase, cuando estás estudiando o cuando estás comiendo o hablando con otras personas, a eso podemos llegar por la razón. Se trata de no usarlo tampoco cuando vas por la calle o cuando estás en el ascensor. Es complicado, lo sé, es una elegancia propia de la perfección. Qué bonito sería que nadie viera estas prótesis cerebrales transhumanistas que son los smartphones, que llegara un momento en que enseñar el móvil fuera algo de mala educación. Usa el móvil con discreción, sin que se vea. Es necesario pero no lo enseñamos. Como tampoco enseñamos la ropa interior, aunque es necesaria (por cierto, si eres de las personas a las que les gusta enseñar la ropa interior, aunque pretendas representar a España en Eurovisión, te recomiendo que trabajes primero lo de la ropa y dejes lo del móvil para más adelante, no te preocupes).

Cuando vamos por la calle mirando el móvil nos perdemos mucho. Cuando estamos en el ascensor mirando el móvil estamos transmitiendo que no nos importamos, que somos vecinos o compañeros de trabajo que usan el mismo ascensor pero no tenemos la mínima intención de interactuar. Es cómodo, oculta nuestras timideces y limitaciones, pero es triste. Es una señal de deshumanización de la civilización.  Algunos lo pueden ver como un signo del fin de los tiempos, pero en cuanto séptima regla, lo debemos ver como una oportunidad de mejora de la raza humana: no usar el móvil en el ascensor.

------------------

Usar mejor el móvil no nos convierte en seres asociales, ni mucho menos. Se trata de utilizar mejor las posibilidades de la tecnología, de saber estar en lo que hacemos, en presente, y de fomentar una comunicación auténtica. Ahora intuimos, pero llegará un momento en que lo veremos con claridad. Nuestra tarea mientras tanto es divertirnos haciéndolo mejor y ayudar a otros.

Seguro que conoces el poema "Si" ("If") del gran poeta inglés, Rudyard Kipling. Muchos versos los podemos leer en la clave de estas siete reglas:

Si puedes conservar tu cabeza, cuando a tu derredor todos la pierden y te cubren de reproches;
Si puedes tener fe en ti mismo, cuando duden de ti los demás hombres y ser igualmente indulgente para su duda;
(...)
Si puedes esperar, y no sentirte cansado con la espera;
Si puedes, siendo blanco de falsedades, no caer en la mentira,
(...)
Si nadie, ni enemigos, ni amantes amigos, pueden causarte daño;
Si todos los hombres pueden contar contigo, pero ninguno demasiado;
(...)
Si puedes dirigirte hacia donde quieres y no dejarte arrastrar sin más hacia donde te lleven;
Si puedes usar el móvil con destreza y conseguir que tu mente no sea diluida;
Si puedes pensar y no dedicarte solo a contestar, 
(...)
Tuya será la Tierra y cuanto ella contenga,
y lo que vale más: ¡serás un Hombre, hijo mío! 

Piensa, luego existes. Conversa más. Y contesta menos mensajes.


Enrique Aubá, 4 de febrero de 2024

Gratitud desde el sosiego

Estando ya mi casa sosegada .... La pintura está titulada la "La lectora", es de Isabel Guerra (1947 - ), "la monja pintora&q...