domingo, 30 de octubre de 2022

Políticamente incorrecta, políticamente... indeseable

Hace unos meses leí un libro que no reconoceré haber leído. He leído "Políticamente indeseable" de Cayetana Álvarez de Toledo. Imagínate, qué vergüenza, qué pensará la gente... Me gusta leer de vez en cuando un ratito en una terraza con un café, y no me he atrevido a bajar este libro, lo he leído enterito en mi habitación... Pero he de reconocer que me lo he pasado bien.

El debate político es interesante. Sin sentirme claramente posicionado, tengo mis filias y más definidas aún algunas fobias. Siempre me han atraído las campañas y las tertulias políticas, desde que me enganché en las elecciones de 1993. En la pandemia me lo he pasado bien con algunos vídeos de intervenciones de Cayetana, como también me han divertido intervenciones de Pablo Iglesias, de Ayuso, o de Rocío Monasterio, todo hay que decirlo.

Historiadora y periodista, tras ser diputada, Cayetana está en "primera línea" política entre marzo de 2019 y agosto de 2020. Unos meses como cabeza de lista del Partido Popular en Barcelona, después como portavoz de su partido en el Congreso de los Diputados desde verano de 2019 hasta que es destituida en el verano de 2020. En este año y medio de "primera línea" coinciden muchos acontecimientos jugosos: Pedro Sánchez había sido elegido presidente del gobierno en junio de 2018, y el mismo mes se había dado por finalizado el "155" a Cataluña; tras las elecciones de noviembre de 2019, Pablo Iglesias es nombrado vicepresidente del gobierno; en noviembre de 2019 Albert Rivera deja la vida política y la presidencia de Ciudadanos; en abril de 2019 Vox obtiene por primera vez representación en el Congreso de los Diputados; en marzo de 2020 tenemos una pandemia de consecuencias arrolladoras; Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid desde agosto de 2019, se convierte en el azote del gobierno. Todo esto y mucho más durante el año y medio de Cayetana que se recoge en su libro. Si además, en marzo de 2022 es destituido Pablo Casado, quien había fulminado a Cayetana, entonces el interés se multiplica.

Cualquiera que me conozca un poco sabrá que, a priori, Cayetana no puede ser santo de mi devoción. Quizá me gusten el 50% de las cosas que dice, sin atreverme a decir si tiene o no tiene razón, le estimo intelectualmente y no tengo capacidad de criticar con fundamento cosas que no me gustan. Pero de lo que estoy seguro es de que me lo paso bien escuchándole, aprendo. Y lo que más me gusta, es su coraje. Para algunos será más bien impertinencia, para otros narcisismo, o quizá simplemente agresividad. Probablemente haya un poco de todo. Es articulada y sofisticada. Es polémica, idealista, enérgica, no rehúye la confrontación. No soporta la mediocridad, y en un contexto en el que la mediocridad es la norma, Cayetana desacredita a casi todos, salvo a los pocos que idolatra. Se presenta así algo altiva, distante, prepotente. Quizá solo sea ingenuidad. No se casa con nadie, ni con su propio partido, y en este sentido es una suicida. Es incómoda e indomable. Pero también hay valentía en Cayetana, sin duda. Y es una mujer libre.

Es grato encontrarse con una persona que dice lo que piensa y como lo piensa. He leído a Cayetana y me lo he pasado muy bien. Me he saltado páginas cuando me parecía que se repetía, o cuando entraba en detalles que no iba a ser capaz de valorar. Pensaba que quizá me haría daño leerle, creo que no, pero quién sabe. Es como que te entran ganas de decir las cosas sin filtro, sin rodeos. Ojalá podamos decir lo que pensamos, y no dejarnos callar por lo que se supone que todos debemos pensar.


Enrique Aubá, 30 de octubre de 2022


Copio algunas frases de Cayetana, brillantes, sugerentes o divertidas:

La identidad es la gasolina del separatismo y el separatismo es la identidad de nuestro tiempo.

Nada es más fácil que subrayar lo que nos distingue y distancia de otros hombres. Pero nada hay más decente ni más útil ni más emocionante que buscar lo que nos une. La lucha contra la idolatría identitaria es, en este sentido, también un combate de defensa de la realidad.

(Teniendo en cuenta mi condición de mujer), podrán insultarnos, llamarnos de facha a puta, todo, pero es más difícil que nos peguen. Y yo lo sabía. Con esto no voy a quitarme méritos. ¡¿Quitarme méritos yo?! Soy una persona valiente. Por qué habría de negarlo. Es una de mis pocas virtudes políticas No soy una hábil gestora de sentimientos, propios o ajenos. Me dan pudor. No cultivo esa virtud, tan apreciada hoy en día y en dosis razonables ciertamente útil: la simpatía, que, ojo, no es lo mismo que la empatía, concepto viciado por el culto contemporáneo a los sentimientos y la funesta manía de agradar a todo el mundo. Trabajo con dificultad en equipo. Tiendo a la soledad. Valoro la acción individual más que la colectiva, donde las responsabilidades se confunden y diluyen. Y nada desprecio más que la cobardía. Esa gente timorata, que calcula cada paso, que va por la vida preguntándose "¿Qué dirán?". Quizá por eso no rehuyo el conflicto.

Las mujeres no somos un bloque homogéneo, no todas pensamos lo mismo, no todas sentimos lo mismo, no todas nos identificamos de la misma manera. Si jamás he aceptado que un hombre hable en mi nombre, ¿por qué tengo que aceptar que lo haga una mujer? El hecho de tener ovarios no me convierte en la hermana de Carmen Calvo ni a ella en mi portavoz. No existe el colectivo femenino. Ni siquiera un colectivo feminista: no es lo mismo Katharine Hepburn que Leticia Dolera, ni Malala que Irene Montero.

Yo soy feminista amazónica. Mi feminismo es amazónico.
Cayetana, esto que has dicho del feminismo masónico...
¿Masónico?... ¡Masónico, no! ¡Amazónico! Mi acento argentino... Y amazónico, no por Amazon, eh. Por las Amazonas.

No hay democracia sin derecho a pensar, ni derecho a pensar sin derecho a ofender. A Peterson intentaron expulsarle de la Universidad de Toronto porque se negó a aplicar la ley que impone el uso obligatorio de pronombres neutros para transexuales.

En la defensa de la democracia no hay atajos. El nacionalismo centrífugo no se combate con un nacionalismo centrípeto; el populismo de izquierdas no se combate con un populismo de derechas. La solución a los problemas españoles no es más identidad, sino más libertad.

(Mario Vargas Llosa, tras la destitución de Cayetana como portavoz:) ¡Querídísima Cayetana, tus amigos estamos taaaaaan contentos! ¡Jamás imaginamos que durarías tanto tiempo como portavoz!

Un liberalismo que ha de ser beligerante o no lo será. La defensa del orden liberal exige tenacidad, compromiso, movilización y disposición al sacrificio. Es decir, espíritu combativo.

... solo cuando los políticos digamos en público lo mismo que en privado, solo cuando reconozcamos la degradación de nuestro oficio, sólo cuando nos veamos retratados en el implacable espejo de los hechos...

Gratitud desde el sosiego

Estando ya mi casa sosegada .... La pintura está titulada la "La lectora", es de Isabel Guerra (1947 - ), "la monja pintora&q...